Hemos hecho unos carteles disuasorios en un tono fuertemente amenazante, con un tamaño de letra superior a los 100 puntos. A la vista del resultado, los pájaros son muy miopes.
“Novicios de carrizal“: reflexiones, maravillas y otras cosas que una aprende cuando entra al huerto por primera vez
Filed under: cómo llegué a..., Novicios de carrizal, ser Aquaria ben Laden, todas las palabras saben dar vueltas
Perseguimos caracoles, es cierto. Nobles como somos, lo hacemos en igualdad de condiciones: arrastrándonos sobre el vientre, cargando el ajuar de una novia búlgara sobre nuestras espaldas y babeando abundantemente. Como los gasterópodos no tiene manos, sólo nos permitimos atraparlos con la boca.
“Novicios de carrizal“: reflexiones, maravillas y otras cosas que una aprende cuando entra al huerto por primera vez. En la imagen, Otala punctata.
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La mula mecánica, que sólo toma el mejor aceite, podría hacer despegar un pequeño avión. Sin embargo, con la humildad de los rumiantes sintéticos, jamás levanta la vista al cielo.
“Novicios de carrizal“: reflexiones, maravillas y otras cosas que una aprende cuando entra al huerto por primera vez
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Parece ser que un japonés de Japón hace rendir el huerto con un mínimo esfuerzo. Su nombre se repite en nuestro círculo como el de Messi en los periódicos de los lunes: Fukuoka, Fukuoka, Fukuoka. Al próximo ciclo, sembramos hamacas.
La imagen está tomada de este blog sobre permacultura, en el que encontrarás más info sobre este asunto y sobre el interesante trabajo de Masanobu Fukuoka.
Siempre pasa lo mismo: cuando los manzanos salen de la poda, están tan contentos con su nuevo look, tan moderno, tan a la última, tan fashion. Luego, en cuanto se lavan la cabeza, son incapaces de repetir el peinado y comienzan las quejas. «Le dije que me cortara tres dedos, y mira tú».
«Novicios de carrizal«: reflexiones, maravillas y otras cosas que una aprende cuando entra al huerto por primera vez
Las lombrices llevan dos teléfonos móviles, uno en cada extremidad. De esta manera, si un mal golpe de azada las parte por la mitad, pueden localizarse (a nadie le gusta estar demasiado lejos de su ano):
– ¿Dónde estás?
– ¡Aquí! ¿No me ves? ¡No paro de retorcerme!
«Novicios de carrizal«: reflexiones, maravillas y cosas que una aprende cuando entra al huerto por primera vez