Hoy he soñado, entre otras cosas igualmente inesperadas, con Catania. Y he llorado, en el sueño, al recordar lo dura que fue alguna de las situaciones vividas. Quizás me vaya bien hablar de alguna cosa, sacarla a ventilar.
Esto ocurrió en mi segunda etapa siciliana…
A Majazé, almacén de actividades culturales en Catania, llegué antes de que abriese, antes de que tuviese nombre, y también de rebote, se puede decir. Quizás por eso me sentí obligado a demostrar valía con celeridad. Después de que un grupo de esforzados y arriesgados animosos nos dedicásemos mañana, tarde y a veces noche a una intensa reforma de los espacios. Llen@s de callos en las manos, llegó el momento de la apertura. Y ante las dudas de los dos principales promotores, por aquel entonces tratado de manejar su propia noria emocional (Emma Scialfa & Tomasso Marletta), o quizás frente e incluso contra estas dudas, me comprometí a montar una inauguración por todo lo alto, a fuerza de ganar uno a uno a los participantes, una apuesta decidida y económica, porque no se gastó una lira en contrataciones. Después, lo que debía haber sido una muestra de colaboración asamblearia por parte de Majazé, el resultado del esfuerzo en común, terminó siendo una carrera de resistencia personal, mi mejor trabajo, sin duda, el más arriesgado, completo, satisfactorio, intenso, y varias cosas más, pero también y al final, uno de los momentos más ingratos, solitarios y amargos que he pasado. Creo que en algún momento de la última noche de este festival de tres días, lágrimas a raudales, me prometí a mí mismo que nunca más, nada así, no otra vez. Y luego me repuse, promesa hecha, y salí de nuevo a bailar, a celebrarlo. La herida, sin sentirla, era profunda. Ha llegado hora, ahora, de decir que romperé esta promesa, como quien suelta lastre demasiado viejo, en cuanto encuentre las condiciones adecuadas para hacerlo, o quizás un poco antes. Pero qué daño, qué dolor entre tanta intensidad, qué difícil dejar de taponar la sangre…
Y también, enjugando ya este recuerdo, qué de cosas aprendidas, qué de gente conocida, qué de risas, qué de tiempo ha pasado. Os coloco aquí algunas fotos de esta Liquidación por quiebra (el festival llevó por título Svendita fallimentare, ya que la cultura, en Sicilia como en tantos sitios, está abocada a la suspensión de pagos, aunque alguna vez logre esquivarla). Fue el 28 de febrero, 1 y 2 de marzo de 2003. Elecciones muy personales de entre varios centenares de fotos, más de 60 artistas participantes, más de 40 horas de actividad.
Con el Maestro Salvo Pappalardo en los días previos, finalizando una sesión de blanqueado mural.
Escenario de la compañía m’arte con la instalación de Assia Torrisi al fondo.
Valeria en su momento bhuto.
Habrá más entregas en próximas citas.
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