Este texto forma parte de un guión más amplio cuyo objetivo fue la alteración física de las condiciones del espectador: ver toda la info aquí
si ambos hemos visto volando la cometa, qué nos impide tomarnos de las manos? da la vuelta en la recta divergente, tócame. lo que digo, lo que estoy intentando decirme, no lo escuchas; tienes que verlo proyectado en tus párpados como un juego de niños en el que las fórmulas esconden un sinsentido profundo de alianzas y encuentros. con qué código juzgar esta cábala? a qué dios presentar nuestra inocencia?
Hasta aquí la selección. Para ulteriores curiosos, el resto queda en este .pdf
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un poco triste. contra esta colmena que no nos deja desnudarnos, sentir pulsar la piel, abrirnos cada noche a un cielo de estrellas. contra el enjambre tuyo y mío que no se cruzan.
dos puertas más abajo un muchacho ha mordido el cañón de la escopeta. dónde has estado? los universos se encogen, flotan cada vez más lejanos, pierden los puntos de contacto. conozco la historia de ese muchacho: su padre me cortaba el pelo. mi estupidez, tu ceguera, nos han disminuido. no nos encontramos. su hermana, lucía, se bañaba en el patio. él se tumbaba boca arriba en el tejado y se perdía en los espacios entre las estrellas. yo no lo he tocado. solía gustarme esta historia.
no quisiera llegar a las manos, a la colisión. desármame con la mirada, muéstrame las palmas de tus manos, cierra los ojos, déjate habitar. es todavía posible la levedad de la mariposa, el puente de cristal y palabras que son menos que fosfenos. no quiero ahogarme en los secretos de los demás, las murallas que traza la colmena. un tenue hilo sostiene la cometa.
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no soporto la colmena hecha de precio del suelo y rutas turísticas. te das cuenta de que me ahogo? ya no soporto ni los parques. la ciudad escrutadora del encuentro, la caricia. se me caen las hojas.
cierra los ojos. flotar como uno de esos puntitos, estrellita de mar, lugar de cruce.
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cierra los ojos. unos puntos luminosos navegan por tus párpados. por tu retina. estoy dentro de ti. se llaman fosfenos, una puerta al mundo de los sueños, una ecuación química, un sustantivo.
hoy no he abierto los ojos. he bajado a comprar pan, he abierto el buzón, me he lavado los dientes. pero he vivido todo el día con los ojos bien cerrados, entre fosfenos y relámpagos amarillos, verdes, azules.
cierra de vez en cuando los ojos. siguen ahí, seguirán ahí.
no he abierto los ojos porque no encuentro dónde apoyarlos. de vez en cuando, algún atardecer después de la lluvia, cuando todo se hincha de luz; una vez, un arcoiris enorme, una enorme bandera gay en el cielo, yo parándome cada dos pasos, una pareja se abrazó y casi chocamos y hubo sonrisas y disculpas. lo viste? espero que lo hayas visto como sé que ahora miras los fosfenos.
(…) fue el título que le dimos a una pieza de animación en Flash salida del horno de zombra allá por 2002 y que valió una mención de honor por parte del jurado del festival Jóvenes realizadores, sección animación en Flash. Claro, éramos una cosa bien rara, ciertamente sobresalientes, al lado del resto de piezas: un poético recitado con fondo sencillísimo de puntos blancos sobre fondo negro, mientras que alrededor había profusión de animachorradas y otras gracietas técnicamente más elaboradas. No me ha quedado más copia del asunto que un archivo .exe, así que no he podido capturar una pantalla para mostraros la apariencia, pero no me ha costado mucho hacer un fake (la proyección venía a ser esto pero en movimiento):
El texto, como comprobaréis en entradas sucesivas, para contar lo que quería contar se servía de los fosfenos, palabra recién aprendida a Cortázar. Se trataba de causarle impresión, de entrar en el espectador, y que mejor manera que utilizar la pantalla para crear una reacción física en su cuerpo, una impresión retiniana persistente. El asunto funcionaba bastante bien.
En entradas sucesivas, subiré mis fragmentos favoritos, lo que mejor haya aguantado el paso del tiempo de este guión pipiolo.