Aquaria ben Laden


Arte, dos puntos = intervención + dos poemas
27 mayo, 2013, 18:04
Filed under: cómo llegué a..., letra de encargo, ser Aquaria ben Laden

Yo estudié Historia del arte, así que se pueden imaginar que de Arte he escuchado muchas definiciones y teorías. “Arte”, menuda palabra para ponerse a hablar de ella, cargada de sentidos que confluyen en un carro tal vez demasiado grande para que esas cuatro letras puedan tirar de él. Y si pensamos además que el terreno sobre el que tendrían que avanzar está embarrado por siglos de usos dudosos del término calados  por las habituales buenas intenciones, encharcado por los intentos de sacar provecho en la confusión y, últimamente, enfangado por el papel de instituciones, fundaciones y ministerios, podemos llegar a sospechar que “Arte” es una nave de locos a la que mejor ver pasar de lejos, forrados de reticencias y abrigados de precaución.

Porque hay un “Arte” del que suele hablarse con grandes palabras heredadas, con los grandes gestos que extraordinariamente se reservan para estas ocasiones, y cada vez más frecuentemente con músicas estruendosas, efectos especiales, gafas 3D, adobos multidisciplinares y rebozos de gran revolución que suele terminar en lo mismo de siempre. Arte entendido como bandejas de caviar ruso, como una fiesta privada o como un coto cerrado con su galería de triunfos muertos y disecados para mirar sin tocar. Arte de las subvenciones que suele terminar por reírle las gracias al cacique de turno o poniendo artificiosos lazos a los perros del poder. Arte del poder y de las otras tres “p”: prestigio, posición y pasta gansa. Arte de birlibirloque el que diseña telones que le permiten medrar al mago de Oz, o el que da esa pátina tan preciada a palabras como duquesa, mecenas, academia o cabildo. Un Arte, por decirlo mal y pronto, como una bota de gamuza pisando sobre descalzos asombros e incomprensiones: antes o después se prescinde de él, no nos queda otro remedio.

También hay un arte que escribe con humildes minúsculas en los márgenes de los catálogos lujosamente editados, o que dibuja en el reverso de las entradas al museo del Prado, o entre las líneas, casi todas repetidas, que los críticos mejor pagados insertan en revistas de prestigio. Y no vamos a referirnos a los usos de “-arte” como sufijo en reclamos del tipo expres-arte, enamor-arte, cuid-arte y otros eslóganes publicitarios que usan del término como gancho que connote artesanía o creatividad, asunto del que también habría mucho por hablar y mucho por sonreírse o sonrojarse.

Si hay un Arte que se arroga todos los puntos sobre las íes, o que se pretende arte y punto, sin posible duda ni apelación, también hay un arte de puntos suspensivos que abre un gran espacio delante o detrás o alrededor, según donde una se sitúe, en el que la técnica y la libertad sólo están ahí para que la imaginación se explaye sin traba alguna. Un arte sin puntos finales en el que aprender de un@ mism@ es la mejor medida de su éxito y su garantía de continuidad. Frente al arte dos punto cero, caduco y efímero como todo en internet, hay un arte de punto interrogativo que sigue certero en las viejas preguntas: quien soy yo y si es esta la vida que quiero, si es justa y si así me gusta.

Si hay un arte de punto en boca, hay también un arte, este que tiene su casa aquí desde hoy, que es arte, dos puntos, y el resto lo tienes todo por imaginar.

Intervención, acompañada de dos poemas, para ARTE : (artedospuntos) en su inauguración, el sábado pasado, 25 de mayo de 2013.

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Ah! y los dos poemas fueron este y este otro


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