Filed under: EscribirSeNos - taller
En una región remota que los mapas retratan vagamente, en la cima de un monte inaccesible, está la Ciudad Prohibida.
Al otro lado de sus murallas infranqueables se dibuja un laberinto de callejas en las que resulta inevitable terminar perdido, completamente desorientado.
Si algún viajero hubiese logrado atravesar esta cartografía desierta — lo que jamás ha ocurrido ni ocurrirá –, no hubiese podido encontrar nada, puesto que el palacio que domina la ciudad está hecho de la misma materia que el espejismo y la alucinación.
Tras sus muros de pesadilla, más allá de sus puertas de ensueños, hay corredores fantasmagóricos, salas cerradas por espejos inmateriales, angostas escaleras sin peldaños.
Al final de la más recóndita de todas — pero ¿hacia arriba?¿hacia abajo? — se encuentra encerrada una biblioteca prácticamente infinita.
De sus millones de estantes, sólo uno es falso.
Da acceso a una cámara oculta.
Aquí, entre una abigarrada acumulación de objetos olvidados y en desuso, hay un mueble, ni grande ni pequeño, ni feo ni hermoso, en nada especial.
En él, un resorte escondido abre un cajón camuflado en la carpintería.
Y en este cajón, una cajita.
Y en esta cajita, en esta cajita, ¿tú sabes qué hay en esta cajita, envuelto en un suave pañuelo de hilo?
Escrito en julio 2011, puesto a remojo y olvidado hasta hoy en un archivo dejado de lado.
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