Filed under: cómo llegué a..., coserle su zombra a donnaide, Días follables..., espejo y sombra, ser Aquaria ben Laden, tin sítulo, todas las palabras saben dar vueltas
El espejo y la sombra se pelean como perros.
El reflejo, tan real, tan repetido, tan yo mismo, no soporta esta silueta que se cose a mis talones.
La silueta, por su parte, con pegarse a las paredes se contenta, y con no soltar la presa.
Uno y otra me acompañan dando gritos. Uno y otra se reparten los espacios y se cruzan puñaladas en los vidrios, contra el muro, a mi espalda y frente a mí.
Esta batalla rabiosa librada en los escaparates, bajo los focos desesperados de la luz eléctrica, en el ámbito de cruce de estas dos realidades que jamás han aprendido a convivir, me tiene pequeño, asustado, cachorro; me hace de estopa, peluche, relleno perdido.
He ensayado librar a mi sombra de su servidumbre, a tijera, a dentellada; he intentado cubrir los espejos con tizne. He querido dar volumen a uno y otra, darles cuerpo, darles vida que los mate. Pero todo este destrozo, toda herida, toda sangre que se pierde en la pelea (ahora que no tengo fuerzas lo sé), toda esta sangre, toda esta sangre en el suelo del baño, toda es mía.
«Días follables para sociedades ágrafas» es el nombre con el que archivé los textos publicados en el blog de don nadie en myspace, mi primera cita con un blog, glops! Para ver lo anterior, sígame por aquí. El título está prestado de otro trabajillo. La serie original se acababa con este texto ya publicado en el blog. Esta vez, lo dejaremos aquí.
1 comentario so far
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Que bien descrita y detallada esta pelea entre espejo y sombra.
Bravo
Saludos cordiales
Comentarios por José Bonilla 15 octubre, 2013 @ 12:59