Filed under: cómo llegué a..., ser Aquaria ben Laden, todas las palabras saben dar vueltas
En un parpadeo que pareció eterno, comprendió el mundo. Más aún, el universo.
De repente, recordaba vidas pasadas, su vida futura, y podía remontarse más atrás, y podía anticipar lo por venir. Súbitamente, recordaba todo, comprendía todo, conocía, y estaba en paz. En una profunda, amplia, cósmica paz.
Tan sólo esas voces, esas voces insidiosas que tiznaban la corriente natural y fluida de su mente. Esas voces lejanas que le distraían y le reclamaban hacia otra realidad, hacia otro mundo. Que le conminaban al olvido, a la ignorancia, y poco a poco le vencían, agitando su espíritu.
Aún llegó a comprender algo más, antes de ser inevitablemente arrastrado hacia el otro lado. Reconoció las voces, algunas palabras, su nombre, «se mueve», «qué susto». Y supo que se había desmayado, y que estaba a punto de volver en sí.
Tentativa de microrrelato para concurso que al final deseché por tener otro más micro y que me pareció mejor. Lo importante fue participar, claro, porque al final ni siquiera seleccionado. Y eso que tuvieron manga ancha.
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