Filed under: cómo llegué a..., coserle su zombra a donnaide, ser Aquaria ben Laden, tin sítulo, todas las palabras saben dar vueltas
En la lentitud del río, las horas como un puente, la horas de sol como un puente en la trampa del aire y la piel.
Pálido, lívido, sudado, un tachón sobre alquitrán que detuviese el reloj de los puentes.
Así los cuerpos sobre las horas, así los cuerpos sin aire en el centro de la trampa, desgarrando la cortina sobre el puente sudado, lívido.
Así los cuerpos desnudos junto al río que te lleva sin cauce, estirados y fríos, clamando abrigo, clamando un cuerpo, clamando por la voz que los ahoga, por la orilla que los gana, sin cauce, y los va dejando atrás.
Así tu cuerpo como un puente para los que claman, en el sol de sus horas, como un reloj detenido.
Una línea de trabajo a retomar. Publicado en el blog de Don nadie en myspace, allá por 2008.
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