La enredadera – 10 años en Radio Topo

La enredadera – 10 años en Radio Topo

27 junio, 2010, 20:03
Filed under: 'dita sea, a escena, cómo llegué a..., ser Aquaria ben Laden

No hace aún ni media hora estaba celebrando con «La enredadera» sus 10 añicos en las ondas de Radio Topo, haciendo programa desde la plaza de la Magdalena (en otro post ya escribiré sobre el uso de Madalena/Magdalena para referirse al barrio: baste decir por ahora que a mí me gusta alternarlo).

He elegido para su radiodifusión algunos textos de ‘dita sea, y otras palabras enredadas aquí y allá. Mientras esperaba turno (la participación está siendo nutrida, que es lo que pasa cuando se hacen amigos), las ganas de escribir se me han venido y he podido hilar una introducción. Debe de ser que mi sitio no es sólo una torre de marfil, sino la presencia a pie de calle, la plaza viva y en ebullición, la cita que reúne subversión y dulzura, arte y política. De lo que me alegro..

Me dedico a continuación a ampliar y revisar esa introducción inspirada por el aire dominical de una plaza tomada por la alegría, para su publicación aquí, que es otra manera de seguir presente en las celebraciones (de todas formas, en un rato me bajo a la plaza, que quedan muchos por pasar por el escenario y la fiesta estaba llena de gente guapa y de corazón grande):

¿Cuántas veces hemos oído en los últimos 10 ó 15 años que otro mundo es posible, que hay que cambiar el mundo? Pero si algo me ha ido quedando claro después de militancias, desengaños y volverse a levantar es que

No hay que cambiar el mundo,

hay que cambiar a los humanos.

Tanta frase de márketing ha hecho creer que son posibles los cambios que nuestra tristeza exige sin mover un ápice lo que nosotros somos, simplemente moviendo el decorado, sin alterar una coma de esto que nos constituye, lo que somos, lo que nos hemos convertido especialmente después de que el siglo XX haya abierto la caja de todos los miedos, haciendo circular el pánico en estado sólido, palpable.
Hemos vivido bajo el Imperio, bajo la garra firme del Estado con varios guantes, y si nada lo remedia nos tendremos que aguantar un Nuevo Orden Mundial: este es el nuevo collar que nos ceñimos ignorantes o aterrados, para seguir apaleados, recibiendo hostias en otra y la misma mejilla, con un amo al que ladrar y al que temer.
Si algo me ha ido quedando claro, tras mantener un pulso continuo con la palabra y todas sus letras, con los poemas y toditos sus versos, con esta forma tan viciada como luminosa que tenemos de comunicarnos, de hacernos entender, es que perdemos de vista demasiado fácilmente lo que las palabras son y que eso nos suma en ocasiones barrotes a la jaula. Nos puede ayudar en muchos casos repetir que las palabras son nada más que conceptos, construcciones mentales de sencilla subversión. «Eso y nada más que eso, no son monstruos extraordinarios», no es necesario regalarles esa grandeza. De sencilla subversión, no lo perdamos de vista cuando decimos imperio.

Mi idea era seguir con esto añadiendo los poemas leídos, pero lo dejo para más adelante, que la fiesta sigue y ahora ya me llama.

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